Fin de semana espectacular. Hace alrededor de una semana estábamos
divagando mi gran amigo Dani y yo en salir todo el fin de semana a escalar
fuera, pasar el fin de semana alejados de Zamora, y de cualquier ciudad. Tras
mucho buscar, y pedir recomendaciones nos decidimos ir a Valverdín, un pequeño
pueblecito, alejado de todo, pasando las hoces de Vegacervera, en la nacional
LE-315, a unos 10 minutos de Vegacervera. tras pasarnos el desvío, conseguimos
llegar al pueblo, muy acogedor, con apenas 20 casas, y vigilado por un gran
paredón de roca caliza. Nada más llegar ni nos lo planteamos, nos fuimos
directos a escalar, a pesar de la escasa luz, ya que eran las 7:30 de la tarde,
y nos dio el tiempo justito para hacer 4 vías, una de ellas me toco acabarla
con el frontal, porque era completamente de noche. tras bajar al coche, y con
unas ganas horrorosas de incarle el diente a una empanada que finalmente se
quedó en Zamora, como no, algo se tenía que olvidar, junto a el agua.
Esa misma noche se
puso a llover alrededor de las 11, nosotros ya dentro de la tienda de campaña,
puesta un poco extranjis tapada por mi coche, justo en la puerta del cementerio
(con un poco de mal rollo por los difuntos). Alrededor de las 3 de la mañana estaba
jarreando agua por todos los lados, como si no hubiera mañana. la cantidad de
agua que caía unida a que el colchón hinchable que llevábamos no era hinchable
ya que perdía aire por todos los lados y tenía un huevo que no te permitía
dormir, nos hacía retorcernos pensando en que si seguía así no escalábamos más,
y eso acojonaba.
Al día siguiente
amaneció despejado, había algunas nubes, que rápidamente se convirtieron en
niebla, y de un momento a otro desaparecieron. tras el desayuno nos dispusimos
a ir a conocer el pueblo, haciendo algo de tiempo hasta que llegaran nuestros
camaradas zamoranos que venían a cuidarnos y escalar con nosotros. Mientras
conocíamos el pueblo, nos encontramos a una mujerica de unos 70 años con la que
estuvimos hablamos cerca de media hora, conociendo un poco más de la zona, y
dándonos su pronóstico sobre si iba a llover nos o no, la gente de los pueblos,
que sabiduría y hospitalidad rebosan.
Sobre las 10, tras
ver que no llegaban los zamoranos, nos fuimos a escalar, debido a el fanatismo
que nos estaba entrando por el cuerpo. comenzamos por unas vías de placa
sencillas, de 5+ y 6a, para proseguir a un 6b de placa con un pasito inicial un
poco cabrón, pocos pies de salida, y el mejor que tenía estaba muy tocado y
resbalaba, el resto de la vía se dejaba escalar, con pasitos de equilibrio pero
sencillos. Tras las placas, fuimos a hacer alguna vía de techo, sin buenos
resultados para mí, vía de 6b+ con un desplome final, al que llegaba sin
fuerza, y me caía todo el rato, la di por imposible. Mi amigo Dani la encadeno
al segundo pegue, pena que no fuera a vista por una mala colocación.
El resto del día
fue fluyendo entre 5 y mucho descanso ya que teníamos que reservar para el
domingo.
Tras terminar de
escalar, Ramos, Dani, Paco, Rubén y David se fueron para Zamora, quedándonos
Fernando Casquero, Cristina, Fernando, Dani, y yo a dormir. Decidimos acercarnos a Vegacervera a cenar, lo
cual se nos fue un poco de las manos, debido a las historias del papá Fernando,
que no son pocas las aventurillas que ha vivido. Tras acabar con las cervezas,
nos fuimos a dormir a Valverdin, que al día siguiente volvíamos a tener una
actividad intensa de escalada.
Tras levantarnos y
desayunar con ganas, volvimos a escalar, comenzamos haciendo un par de vías de
escalada clásica con dos largos. Hicimos cordada Dani y yo, haciendo Dani el
primer largo de V muy sencillo pero con unos pasitos finos para ser un V,
después me dispuse yo a hacer el segundo y último largo de esa vía, un 6b de
placa, el comienzo muy sencillo, hasta que llegamos al meollo de la situación,
llegaba el paso de 6b, de placa, mi último seguro era una chapa oxidada, del
año de Matusalen que se movía con un simple roce, me acojoné, pille una
escapada peligrosa, yéndome hacia la izquierda, a 5 metros de mi último seguro
roñoso, pero al menos me notaba más seguro, la lié un poco, pero conseguí salir
de ahí vivo. El resto del largo ya era sencillo de V hasta llegar a una
fisurita pequeña, en la que había buenos agarres y un bloque de unos 100kg que
se movía y tenías que esquivarlo. tras llegar a la reunión y subir a Dani, nos
dispusimos a hacer el rápel y probar otra vía de dos largos, mucho más
sencilla, pero con un paso de 6a que se las traía que esta vez le toco dar a
Dani. Después de acabar, fuimos a comer y hacer un poco de deportiva,
llevándome un 6b al segundo pegue. no volví a escalar más. Mis pies estaban
hinchados y doloridos de llevar tres días con los pies de gato puesto. tras
asegurar a Fernando en un par de vías, y con el cansancio que teníamos,
decidimos a eso de las 7 de retirarnos a cenar-merendar e irnos para Zamora,
pero no antes sin arar a tomar la cerveza de clausura de un fin de semana
especial, comentando las jugadas, y siguiendo con las anécdotas de papá
Fernando.